A veces no es lo que haces, sino lo que no haces lo que más impacta en tu piel.
En consulta lo vemos a diario: pieles que podrían estar más sanas, luminosas y jóvenes si no fuera por algunos errores muy comunes… y fáciles de evitar.
Te contamos cuáles son los más frecuentes y cómo puedes corregirlos hoy mismo:
1. No usar protector solar todos los días
La radiación UV no se va de vacaciones. Aunque esté nublado o estés en la oficina, el daño solar sigue ahí.
Resultado: manchas, arrugas prematuras, flacidez.
Solución:
Usa un protector solar facial adecuado para tu tipo de piel. Todos los días. Todo el año. Sin excusas.
2. Dormir sin desmaquillarse
La piel se regenera por la noche. Si la obstruyes con maquillaje, suciedad o contaminación…
Resultado: poros dilatados, piel apagada y más envejecida.
Solución:
Crea una rutina sencilla, pero efectiva. Limpia, hidrata y protege. La constancia gana siempre.
3. Exceso de exfoliación
Exfoliar es bueno… si sabes cómo. Muchas pieles llegan a consulta irritadas por abuso de ácidos o exfoliantes físicos.
Solución:
Consulta con un profesional qué tipo de exfoliación y frecuencia es adecuada para tu piel.
4. Malas elecciones cosméticas
Elegir productos porque “a mi amiga le fue bien” no siempre es una buena idea. Cada piel es un mundo.
Productos no adecuados pueden generar deshidratación, brotes o sensibilidad.
Solución:
Asesórate. Que un producto sea bueno no significa que sea bueno para ti.
5. El estrés (y no cuidarte por dentro)
La piel refleja cómo estás por dentro. Mal descanso, ansiedad, mala alimentación o falta de hidratación impactan directamente en el envejecimiento cutáneo.
Solución:
Duerme mejor, bebe agua, cuida tu alimentación y no olvides respirar.
La buena noticia: nunca es tarde para empezar a cuidar tu piel con cabeza y con ciencia.
La clave no está en hacer mucho, sino en hacerlo bien.