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Protección solar: la base de toda rutina de cuidado de la piel

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La protección solar no es solo cosa del verano ni un simple paso más en la rutina: es la base de una piel sana, luminosa y con buen envejecimiento. Protegerte del sol significa cuidar tu salud, tu belleza… y tu futuro cutáneo.

Tipos de radiación solar: más allá de lo que vemos

El sol emite distintos tipos de radiación, y cada una afecta a nuestra piel de forma diferente:

  • UVB (ultravioleta B):
    Es la principal responsable de las quemaduras solares. Afecta las capas más superficiales de la piel. Está más presente en verano, pero puede dañar incluso en días nublados.
  • UVA (ultravioleta A):
    Penetra más profundamente. Está presente todo el año y atraviesa nubes, cristales y ventanas. Es la principal responsable del envejecimiento prematuro, manchas y daño en el colágeno.
  • Luz visible (HEV):
    Procedente del sol… y también de pantallas. Puede inducir pigmentaciones (como el melasma) y afectar a pieles sensibles o inflamadas.
  • Infrarrojos (IR):
    Se asocian a daño térmico y estrés oxidativo, potenciando el envejecimiento cutáneo.

Conclusión: necesitamos protectores solares amplios, que cubran más allá de los rayos UV.

¿Qué significa un buen fotoprotector?

Un buen protector solar debe cumplir con algunos criterios clave:

  • SPF 30 o más: El SPF indica protección frente a UVB. En tratamientos estéticos o pieles sensibles, mejor SPF 50+.
  • Protección UVA alta: Busca los que indiquen un círculo con «UVA» o valores PA+++.
  • Textura adecuada a tu piel: Para que realmente lo uses todos los días. Gel, fluido, crema, con color, sin color…
  • Fotoestable: Que mantenga su eficacia bajo exposición solar prolongada.
  • Con antioxidantes: Que ayuden a combatir el estrés oxidativo que el sol genera en tu piel.

¿Cuánto y cómo aplicar el protector solar?

Es una de las claves del éxito.

  • Cantidad: Un rostro adulto necesita al menos 1 g (aprox. 1 línea de producto en cada dedo índice y medio).
  • Reaplicación: Cada 2 horas si estás al aire libre. Y sí, también en ciudad, terrazas o en la montaña.
  • Zonas olvidadas: Orejas, cuello, manos, escote. ¡También envejecen!

¿Solo protector solar? No. Fotoprotección integral.

La protección solar va más allá de la crema:

  • Gafas de sol con filtro UV.
  • Sombreros o gorras.
  • Ropa con protección UV o de tejido tupido.
  • Evitar exposición en horas pico (12:00–16:00 h).
  • Fotoprotección oral (nutricosmética): con ingredientes como polypodium leucotomos, vitamina C, niacinamida o licopeno.

¿Y si tengo manchas, acné o estoy en tratamiento estético?

Entonces, proteger tu piel no es opcional, es obligatorio. Cualquier tratamiento despigmentante, peeling, láser, microneedling o retinoides aumenta la fotosensibilidad. No aplicar fotoprotector puede arruinar resultados… o empeorar el problema.

Además, una piel inflamada (como la del acné activo o rosácea) es más vulnerable a la luz. Los protectores adecuados calman, reparan y previenen complicaciones.

¿Protección solar todo el año? Sí, siempre.

La radiación UVA no entiende de estaciones. Y los efectos acumulativos del sol no se ven en el momento… pero se notan con los años.

Cada rayo de sol deja una huella. Y tu piel no olvida.

Resumen: claves para una buena fotoprotección

  • ☀️ SPF 30 o más, con protección UVA.
  • 🧴 Aplicar generosamente y reaplicar.
  • 🧢 Complementar con barreras físicas.
  • 💊 Considerar nutricosmética si hay predisposición a manchas o fotoenvejecimiento.
  • 📅 Todo el año. No solo en la playa.

Como profesional de la salud estética, siempre insisto:

No existe tratamiento estético eficaz si no hay protección solar constante.

Tu crema con retinol, tus sesiones de láser o tu ácido hialurónico tienen poco sentido si no cuidas la piel del sol. Porque la piel sana es también una piel protegida.

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